Mi marisquería de culto en Madrid: Casa D’a Troya

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Como buen gallego, soy un apasionado de los pescados y mariscos del Cantábrico y, siempre que puedo, me dejo caer por alguna de las marisquerías en Madrid para degustar algún plato típico de mi tierra. Hoy os hablaré de una de ellas: Casa D’a Troya.

Este establecimiento lleva asentado en la capital desde 1966, primero en el Barrio de la Concepción como una pequeña casa de comidas y, después, en el Parque de San Juan Bautista. Como en todos los restaurantes auténticos, en Casa D’a Troya el buen hacer se hereda y se transmite a lo largo de generaciones. El establecimiento nació de la mano de Valentín (hijo de una conocida familia de cocineros gallegos) que, junto con su esposa, abrió el local en su ubicación inicial. El relevo lo tomó, Pilar (sobrina de Valentín) acompañada de su marido José Antonio y, hoy en día, es fácil encontrarse a la nueva generación, compuesta por Valentín, Gema y Rafa, recorriendo las salas y verificando que todo está a gusto de los clientes.

Pensareis que esta es una de las muchas marisquerías en Madrid, pero realmente no falto a la verdad cuando os digo que Casa D’a Troya es diferente. Cada día, las piezas llegan a este restaurante refrigeradas procedentes de Santa Eugenia de Ribeira (A Coruña). La calidad de la materia prima está más que asegurada en Casa D’a Troya, donde encontraréis una carta sencilla, sin grandes estridencias ni pomposas elaboraciones, porque aquí lo que prima es seguir elaborando con el mismo mimo de siempre las especialidades típicas de la casa.

La merluza a la gallega es uno de mis platos predilectos de todos los que elaboran en este restaurante. La sirven acompañada de patatas cocidas y guisantes y regada con la típica ajada gallega, compuesta por aceite, ajos y pimentón. Personalmente, me gusta acompañarla de una taza de refrescante ribeiro, aunque también hace un buen maridaje con una copa de vino blanco.

Para ser sinceros, Casa D’a Troya es de los pocos restaurantes madrileños que cuentan con productos realmente frescos y no se disparan en el precio. Aquí, la honradez en el precio es marca de la casa y uno de los pilares sobre los que se asienta el trabajo diario desde hace casi 50 años.

El éxito de este establecimiento no es, por tanto, fruto de la casualidad, sino de una cocina esmerada y una atención al cliente de primera calidad. Su trayectoria ha sido reconocida en numerosas ocasiones por prestigiosos críticos y guías gastronómicas como la Guía Repsol y Michelín. Verdaderamente si queréis disfrutar de la cocina gallega más auténtica sin salir de Madrid, este es el lugar ideal.

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